China en 279.392 pasos

28 jul 2008

Acabamos de llegar de nuestro viaje por China en el que hemos dado 279 mil pasos, es decir, unos 209,53 km andados y unas 14.242 kcal perdidas, aunque estas últimas quedan bien compensadas con los 3 McDonalds, 1 KFC y el pato que nos trincamos en plan homenaje en Beijing.

Parece que tantos pasos han dado para ver toda China, pero nada más lejos de la realidad. El viaje sólo ha incluido 3 ciudades: Beijing (antigua Pekín), Shanghai y Hong Kong.




Relatar este viaje nos ha resultado muy complicado, ya que han sido muchas noches y hemos tenido que seleccionar mucho las fotos y los comentarios para no hacer un post eterno. Por eso, os invitamos a que veáis todas las fotos, que están colgadas en el álbum de Picassa. Si aún así queréis más detalles del viaje, sólo tenéis que invitarnos a cenar a un buen restaurante, pagar las copas de después y os contamos lo que queráis.

Hemos hecho 6 apartados: preparativos, el viaje, Beijing, Shanghai, Hong Kong y reflexiones.

1. Preparativos

1. Comprar podómetro para contar los pasos: importantísimo en todo viaje que se precie. Un viajero sin podómetro es como un médico sin recetas.

2. Vuelos: A China volamos con FINNAIR y la reserva de los vuelos internos fue a través de elong.

3. Visados: es un poco coñazo porque hay que gestionarlo en Madrid o Barcelona. Nosotros recurrimos a una gestoría llamada DESJUMAD,S.L. Hay que enviarles los pasaportes, los billetes de avión, una foto y la reserva de la primera noche de estancia. Tardan 2 semanas como mucho.

4. Vacunas: para las ciudades donde íbamos tampoco era muy necesario estar vacunados, pero más vale prevenir, sobretodo para un hipocondriaco como Kike. En la web del Ministerio se pueden ver los centros de vacunación internacional de cada ciudad. Te recomiendan no beber agua del grifo y no tomar alimentos fríos.

5. Seguro de viajes: tras mirar varias opciones en Internet, al final lo contratamos con Intermundial.

6. Comprar alguna guía: compramos la Lonely Planet y una de "El País". También un diccionario de mandarín de Lonely Planet, que tampoco nos resolvió mucho.

7. Mirar webs de otros viajeros: webs de referencia como viajar con nenes, Juan y Sonia, locura china... A parte a nosotros nos facilitó mucho que Extremófilos viajasen unas semanas antes y nos resolviesen algunas dudas y nos dieran bastantes consejos.

2. El viaje


Lo dicho: 12 noches en total y tres ciudades: Beijing, Shanghai y Hong Kong y 4 noches por ciudad. Antes de llegar a nuestro primer destino chino, estuvimos un día en Madrid y unas horas en Helsinki.

En Madrid pasamos toda una tarde y una noche, el vuelo salía a la mañana siguiente. Aprovechamos para dar un paseo por el centro, parte de Sol, Chueca etc.. y también visitar a María.







Esa noche dormimos en un hotel cerca del aeropuerto, con traslados gratuitos al mismo. A la mañana siguiente salimos rumbo a China, pero antes teníamos escala en Helsinki con 8 horas de espera, que aprovechamos para darnos una vuelta por el centro de la ciudad.



Puede parecer que 8 horas dan para mucho, pero no eran más que el tiempo justo de ver la Catedral de Helsinki, dar un paseo por el "parque de la explanada" y tomarnos un heladito, "heladito" de unos pájaros.



Después de esta pequeña visita a Helsinki, volvemos al aeropuerto para tomar el vuelo a Beijing.

3. BEIJING (4 noches)

La Capital de China. Brutalmente enorme. 17 millones de chinos. Llegamos preparados con el nombre del Hotel en un papel y en chino para el taxista ya que, a dos semanas de las Olimpiadas, no saben ni decir "hello" en inglés.



El hotel está situado en un hutong, es decir, los antiguos barrios tradicionales de casas bajas donde viven (para nosotros mal-viven) muchos de los habitantes de Beijing. Al principio nos dio un poco de miedo, además llovía y eso le daba un aspecto más desolador a la ciudad. Ciertamente hay que decir que no tuvimos sensación de inseguridad en ningún momento y que los hutones son lugares muy interesantes para buscar alojamiento, ya que que te metes en el corazón de la vida de los chinos.

El hotel estaba bien. Era una especie de hostal de pequeñas habitaciones, pero limpias.




Llegamos por la mañana a Beijing. Para tratar de hacer más llevadero nuestro jet-lag, queríamos salir a la calle cuanto antes, así que dejamos las maletas, nos dimos una ducha rápida y nos fuimos al Templo de los Lamas, a tan sólo 5 minutos andando del Hotel.




El sitio nos gustó. Nos sorprendió el ritual de veneración que hacen a Buda. Compran incienso, lo queman en los "hornos" que hay y rezan (o eso suponemos).



El jet lag que teníamos era muy fuerte y realmente necesitábamos descansar. Así que una fotico más y para el hotel a tumbarnos un rato.



El segundo día nos tocó el recorrido turístico por excelencia: nada más levantarnos pusimos rumbo a la Ciudad Prohibida. Pedazo de Palacio tenían los Emperadores que, nada más por las dimensiones, dejan muy claro quienes eran los que mandaban.



Nos sorprendió mucho la cantidad de turismo doméstico que hay. Era raro encontrar occidentales, sin embargo el lugar estaba repleto de turistas chinos. Se hacía difícil andar y el sol empezaba a pegar con fuerza.



Estuvimos cerca de 2 horas recorriendo este monumento y sólo vimos 1/3 de su extensión. Ocupa casi 1 kilómetro cuadrado. Una pasada.



Salimos del lugar y entramos (previo pago por supuesto) al Parque de Jingshan, al lado (teniendo en cuenta cómo son las distancias en Beijing) de la Ciudad Prohibida. Bonito parque donde se puede subir a una pequeña colina y observar Beijing, siempre y cuando no haya brumas, con la Ciudad Prohibida en primer plano.




Más contentos que unas pascuas, como se puede ver en la siguiente foto, nos fuimos a otro parque. Ahora en el lateral oeste de la Ciudad Prohibida. El Parque de Beihai, donde se puede visitar la Pagoda Blanca y dar un bonito paseo por sus caminos y por el enorme lago.


(Isa en una clara muestra de alegría)

Una de las cosas que tiene el ser humano en general, es el ser tonto (salvo el hermano de Kike, Mariano, que es muy tonto). Lo explicamos:

El coste de la vida en China es 10 veces más barato que en España y dar un paseo en barca a motor cuesta al cambio 5 euros y en barca de pedales 3 euros. Cómo allí tienen los YUANES (cosas de los chinos) pues el precio es 60 y 40 yuanes respectivamente, y como somos tontos, nos pillamos las barcas de pedales para ahorrarnos 20 yuanes (2 euros como mucho). Lo bueno es que de esta experiencia hemos aprendido una cosa: "no alquilar una barca de pedales si tienes la posibilidad de alquilar una a motor por 2 euros más".


(Isa pedaleando mientras Kike disfrutaba de las vistas y hacía fotos)


(Imagen del laguito y la Pagoda Blanca al fondo)

Ese día ya nos quedaría por ver la Plaza de Tian'anmen y una de las calles comerciales de Beijing , llamada Xidan.


(vista de la Ciudad Prohibida desde la plaza de Tian'anmen)

De camino a la calle Xidan nos encontramos con la Iglesia de Dongtan.



El tercer día hicimos la excursión más bonita de Beijing: el Palacio de verano, a las afueras de la ciudad. El sitio es espectacular, con unos jardines y un lago impresionantes. Pasamos allí prácticamente todo el día.










Aprendida la lección, alquilamos una barca a motor para dar un paseo



Regresamos al Hotel, duchita y nos fuimos a darnos un homenaje a base del tradicional Pato Pekinés o Lacado en uno de los restaurantes que recomendaba la Lonely Planet. Resulta muy curioso como los cocineros salen y trinchan el pato delante tuya.



Último día y nos faltaba por visitar lo más conocido de China: "La Gran Muralla". Por desgracia fue la gran "metedura de pata", por no decir cagada, que queda muy mal en un blog. Nos dio por reservar la excursión en el Hotel, pensando que no nos timarían, pero que va, no nos libramos. Si bien es cierto que nos llevaron un par de horas a la Muralla, también lo es que nos pasamos 4 horas en 3 fábricas (o shopping time como lo llamaban los guías, más claro agua). Aún así tuvimos suerte porque estaban programadas 2 fábricas más que el guía suspendió (¿sería por que nadie compraba nada?). Se suponía que la excursión era: La gran Muralla, las Tumbas Ming y el Estadio Olímpico o "El Nido", como se le conoce popularmente.


(Isa haciendo como si le interesase el proceso de la seda)

De las tumbas Ming no podemos decir nada porque estuvimos escasos 30 minutos para ver poca cosa. Había prisa por ir a una fábrica y, de hecho, nos llevaron a comer a un restaurante ¡¡dentro de otra fábrica!!:


(grupito de la excursión: 2 australianos, 2 coreanos y el guía, que era chino.)

Después, con la barriga llena y con la peor hora de sol, nos llevaron a la Muralla. La verdad es que la muralla impresiona y se deja hacer fotos espectaculares, pero el cabreo que teníamos y el sol aplastante no nos dejó disfrutarla como se merece. Fue una pena, lo único que no organizamos por nuestra cuenta y salió mal.



Del Estadio Olímpico tampoco ponemos nada especial porque ni nos llevaron ni nada, simplemente aprovechando que la autopista pasaba cerca, nos invitaron a hacerle fotos. Qué sinvergüenzas. Ahí va la foto:



Y ya está, al día siguiente pa Shanghai!!.

SHANGHAI (4 noches)

Después de 4 días, acabamos un poco quemados de Beijing y teníamos ganas de encontrarnos en Shanghai con algo distinto. Beijing nos resulto, exceptuando los lugares más turísticos, bastante fea, inaccesible en cuanto a distancias se refiere, incómoda y muy cargante por esa neblina que imaginamos era la polución. También un mal olor general planeaba por sus calles.

Shanghai nos agradó mucho más, aunque que empezamos con mal pie. Teníamos reservado alojamiento en el Hotel Astor House que, a priori, tenía buena pinta pero todo se quedó en a priori. Un hotel vetusto, con pasillos y paredes deformados, una humedad tremenda y una ubicación incómoda. Presumen de ser el hotel más antiguo de Shanghai y sin duda que pueden presumir de ello.

Llamamos a Expedia, la agencia online a través de quien hicimos la reserva y, muy amablemente, nos facilitaron la anulación de nuestra reserva en el Hotel Astor House y la nueva reserva en otro sitio. Este cambio de Hotel fue el gran acierto del viaje. Nos alojamos en los Apartamentos/Hotel New Harbour, en pleno centro. Reservamos una habitación suite, que tenía dormitorio, cocina y salón independientes, además de unas vistas espectaculares. También disponía (el Hotel, que no la habitación) de piscina, gimnasio, business centre y lavandería que nos vino de lujo.

El primer día, antes del cambio de hotel, apenas si pudimos dar un paseo por las calles principales del centro de Shanghai llegando a People´s Park, al lado de People´s Square.



El segundo día nos pegamos un buen pateo. Empezamos el día dirigiéndonos a la Concesión Francesa, un área de la ciudad que aún conserva algunas de las casas de estilo europeo. Algunas de ellas han sido reconvertidas en un centro comercial, Xintiandi, muy peculiar. Un lugar muy "chic".



Continuamos la caminata en dirección a los Jardines de Yu Yuan, atravesando una de las zonas más pobres que habíamos visto hasta el momento. Edificios bajos y muy viejos, que parecían chabolas en pleno centro de Shanghai. El contraste de los rascacielos al fondo era sencillamente vergonzoso.


(Isa frente a una casa casi en ruinas. Al fondo algunos rascacielos)

Sus laberínticas callejuelas formaban parte de un gran mercadillo callejero lleno de antigüedades, baratijas, relojes de imitación, animales, revistas de mala reputación, etc., etc....



Tras callejear durante un rato, conseguimos llegar al Mercado de Yu Yuan, a las puertas del parque del mismo nombre. Este mercado ya estaba bien arreglado, puesto que es uno de los reclamos turísticos de la ciudad. Por ello y como podréis suponer, cuenta con un McDonalds y un Starbucks en sus tripas. Hay que reconocer que el lugar es muy bonito.



Otra fotico del lugar:



Entramos luego en el parque de Yu Yuan, tal vez algo descuidado, pero precioso.



Para finalizar el día nos dimos un paseo por el Bund, uno de los márgenes del río Huanpo, que divide Shanghai en dos zonas: Puxi y Pudong, esta última zona, de reciente construcción acoge los rascacielos más emblemáticos de la ciudad.


(vista del río Huanpo y al fondo el Pudong)

Tercer día: Un día donde experimentamos las distintas sensaciones de estar a 431 Km/h en el tren Maglev, estar a una altura de 420 metros en el rascacielos Jin Mao y meternos bajo el agua en un túnel de más de medio kilómetro de longitud. También fue un día de paseos y compras de los famosisísimos relojes de imitación. Un día muy completito.

Empezamos al punto de la mañana en el museo de Shanghai:


(lo de la izquierda es el museo, lo del centro es Isa y lo de la derecha es un paraguas azul).


Se nos hizo un poco tarde por la cola que había para entrar al museo. Era domingo y la entrada era gratuita. Tuvimos un episodio en plena cola con una china loca, pero necesitaríamos sólo un post entero para hablar de ello. Tal vez en otra ocasión.

Una vez visitamos el museo nos dirigimos al aeropuerto de Pudong, en el tren imantado Maglev: 431km/hora. Cuando pasa los 200Km/h. ya empiezas a sentir los primeros síntomas del miedo: sequedad bucal y nerviosismo. A los 300km/h. pasas a la sudoración y a los 400Km/h. la vista se nubla y tienes que cerrar los ojos varias veces aparentando tranquilidad. A los 431km/h. ya has terminado de rezar el Rosario y le dices a tu pareja que siempre la has querido.


(prueba de la velocidad)

A la vuelta del aeropuerto (por supuesto que la visita al aeropuerto no fue más que una excusa para usar el Maglev), nos dirigimos a Nanjing Road, la calle de las compras. Allí era tremendo como te perseguían para ofrecerte "watches, shoes, bags, t- shirts...very cheep, bargains. Just having a look!!." Una pesadilla, que pesaos. Sobra decir que cuando se trata de dinero, como en estos casos, todos hablan un inglés que ni en Cambridge.


(Kike perseguido por el director comercial de una de las tiendas de relojes de imitación)

Al parecer las ventas de material falsificado están algo más controladas que hace unos años cuando había puestecillos en plena calle vendiendo imitaciones. Ahora te llevan a callejones donde tienen sus trastiendas y allí te enseñan todo el material. Para comprar tienes que regatear y hacer mucho teatro. Se pueden conseguir las cosas hasta por la décima parte de lo que te ofrecen, pero para eso hay que tener paciencia. Es un coñazo, para que engañarse.

La venta también era por la calle, en cualquier esquina, como si de droga se tratase.


(Una amable china nos muestra las últimas novedades en relojería suiza)

Atravesamos el río por el "Bund Sightseeing tunnel" hasta el Pudong. Lo del túnel, una tontería. Allí nos fotografiamos delante de la Oriental Pearl Tower



A continuación pusimos rumbo al Hyatt, hotel de lujo de la famosa cadena norteamericana, cuya recepción se ubica en la planta 54 de la torre Jin Mao. En la cafetería de este Hotel, Cloud 9 situada en la planta 87, aprovechamos para tomar un cocktail y un pisquislabis.







(La Jin Mao es la de la izquierda. La de la derecha se llama Shanghai World Financial Center, que con 492 metros es en la actualidad el edificio mas alto de China y el 8º edificio mas alto del mundo)


(vistas de Shanghai desde el Pudong)


(vistas al Pudong desde el Bund)

Último día de Shanghai. Excursión a Hanzhou, a hora y media en tren desde Shanghai. Esperábamos una ciudad pequeña, pero que va, 7,5 millones de chinos la habitan. Es famosa por el West Lake, un parque con lago precioso. En China hay muchos "West Lakes", pero todos copian su nombre del de Hanzhou, que es el mejor y más bonito.

Lo único que desmereció la visita fue el enorme bochorno que hacía ese día, por lo que optamos por dar una vuelta al lago y buscar refugio (más bien un aire acondicionado), primero en un Starbucks y luego en un Haagen Dazs hasta la hora del regreso.



Antes de irnos tuvimos tiempo para la meditación:



Y para la aventura:





(¿no os recuerda a una prueba del Humor Amarillo?)

HONG KONG (4 noches)

Tramo final del viaje. Nos alojamos en el Hotel Panorama, muy buen hotel y el más caro de nuestras vacaciones. Nada más llegar, llamamos por teléfono a nuestro amigo Clive Ho, con quien quedaríamos al día siguiente. Después nos fuimos a explorar el terreno dando una vuelta por los alrededores. Fuimos en metro a Mongkok, el paraíso de las compras, sobre todo tecnológicas.



(Sai Yeung Choi St S, en pleno corazón de Mongkok)

Al finalizar el día volvimos al hotel, a su planta 40, a la terraza para disfrutar de las vistas:



El cansancio hacía mella. Con 12 días a nuestras espaldas, no hubo día en Hong Kong en que nos levantásemos antes de las 9.30, yendo a desayunar como muy pronto a las 10:30. Lo hacíamos en un cibercafé cercano: El Pacific Café. Trata de ser la competencia al Starbuck, que monopoliza toda Asia.



El segundo día quedamos con Clive, en la zona de "Central", en plena isla de Hong Kong, donde se sitúan las empresas más potentes y las tiendas de más glamour.



(Kike y Clive)

Clive es muy buen amigo y mi compañero (de Kike) en el año de estudio en Colchester. Hacía 7 años que no nos veíamos y había ganas de reencuentro. Fue estupendo verle y se comportó de maravilla: nos enseñó toda la zona.

Nos llevó al cable tram, un tranvía que sube al Victoria Peak, la montaña más alta de Hong Kong y donde hay un mirador que deja ver unas maravillosas vistas.


(esperando al tram)

Las panorámicas desde arriba eran de este estilo:



Para terminar el día, una rica cena china:



Tercer día en Hong Kong: fuimos a la Isla de Lantau, aconsejados por Clive, que nos sugiró dejar a un lado Macao. Aquí es donde está el aeropuerto de Hong Kong. No podemos olvidar que Hong Kong la forman más de 200 islas. En Lantau encontraríamos al Buda sentado más alto del mundo, el Tian Tan Buda.

Para llegar hasta el Buda se puede ir en autobús (más de 1 hora de camino) o por teleférico, que tarda mucho menos (30 min aprox) y es un paseo muy chulo.





Aunque tanta altura da su miedo:




Poco a poco te vas aproximando al Buda:




Una vez bajas del teleférico y después de una larga caminata bajo un sol tórrido, llegamos al Buda:




Hay un templo en la base de las escaleras:










Poco más haríamos. Tendríamos el tiempo de volver a Kowloon, donde se ubica el Hotel, pasear y estar a las 20:00 en la planta 40 de nuestro hotel, para ver el espectáculo de luces que hay todos los días en Hong Kong. El espectáculo consiste básicamente en un juego de luces entre los edificios más emblemáticos, al ritmo de una música muy cinematográfica. Una chorrada curiosa.

No hicimos fotos de esto, así que dejamos un video del youtube.


Último día, que dedicamos a las compras pendientes, que eran todas. Por la tarde, quedamos de nuevo con Clive. En esta ocasión nos llevo a un bello parque chino, el "Nan Lian Garden", un poquito alejado de las paradas de metro más céntricas. No muy conocido hasta la fecha porque solo tiene 1 año de vida. Una maravilla.



(parte del parque con los edificios al fondo)





(algunas imágenes del parque)



(el Clive y er Kike)

A la mañana siguiente teníamos que madrugar para coger nuestro vuelo de vuelta, por lo que agilizamos la vuelta al hotel, no sin antes despedirnos de Clive. Aquí acabó nuestro viaje por la Republica Popular China.


Reflexiones

1) Apartado especial de Beijing:

- Huele mal y a los habitantes les gusta escupir haciendo ruido. La ciudad en sí es bastante fea. Busca una imagen moderna con la construcción de espectaculares rascacielos y parece que se avergüenza de sus otros edificios, no tan agraciados.

- Los chinos conducen fatal, da miedo. La circulación es un autentico caos. No existen ni los intermitentes, ni los pasos de cebra, ni las direcciones (bueno, existir existen pero nadie los respeta por lo que para el caso es lo mismo). Es habitual ver coches en dirección prohibida incluso delante de la policía. La prioridad del peatón en los pasos de cebra es pura ficción.

- No creemos que den la talla en los Juegos Olímpicos. Están decorando la ciudad a marchas forzadas. Eso sí, por lo que hemos visto en la TV parece que saben cómo tratar a la prensa internacional.

- En la capital son bastante maleducados: no respetan las colas y te miran demasiado y muy fijamente (ellos no consideran estos gestos de mala educación, pero molesta).

2) China es un país bastante barato. Nosotros nos hemos apañado con una media de 62,78€ diarios sin privarnos de nada.

3) Shanghai tiene bastante afición por el Jazz como pudimos comprobar en sus calles.






4) Show must go on. Como suele ocurrir en las pelis, muchos momentos se identifican con canciones y esto es lo que nos ha ocurrido a nosotros. No sabemos ni cuando ni en qué (maldito) lugar oímos esta canción, pero no hemos podido dejar de cantar esta canción durante todo el viaje. De hecho, incluso existe una versión Spanish made in Kike (no os la recomiendo).





5) No hay que tener tanto miedo a la barrera del idioma: antes de llegar a China ya nos decían que iba a ser muy complicado entenderse con los chinos, puesto que no hablan inglés y por su cultura, ni siquiera los gestos los interpretan igual que nosotros. Entendemos que eso debe ser una vez que te adentras en el interior, a lugares mas recónditos porque la verdad es que nunca nos hemos sentido desamparados por la barrera del idioma, con 4 palabras en inglés y con los gestos hemos ido a todas partes.

6) Amigos de la nave del misterio: ¿¿por qué la gente en China sale en Pijama???. Y ¿¿por qué las mujeres utilizan esas horribles mini-medias con tacones, sandalias, etc., cuando hace tanto calor???.




7) No tenemos estadística de perros y gatos: lamentándolo, en esta ocasión no hemos querido recoger la estadística que tanto os gusta. Es un gesto de apoyo y respeto a todas las almas de los Perros en China.


Publicado por Blog de Enrique e Isa en 20:28 4 comentarios